¿Por qué «Fresas Sin Nata»?
Muchos os preguntaréis a qué viene este nombre en una página de nutrición.
Os diréis algo así como: ¿Qué pasa, es que no se pueden comer las fresas con nata? ¿Qué tienen de malo las fresas con nata? ¿Son saludables?
Pues depende, depende de lo que sean para vosotros las fresas con nata, depende de cómo sea el resto de vuestra alimentación y vuestro estilo de vida, depende la cantidad de fresas y de nata que os pongáis, depende de cómo se encuentre vuestro organismo refiriéndonos a patologías, etc.
Lo sorprendente es que hay personas que no entienden las fresas sin nata, en nuestra cultura ha tomado tanto poder el hecho de comer las fresas con la nata, que luego ni se intenta comer esta sabrosa fruta sola o con otros alimentos.
Hasta cuando vas al supermercado, en la sección de frutas y verduras se pueden ver las preciosas cajas de fresas… ¡con botes de nata al lado!
¿Os habéis parado a pensar alguna vez lo dominados que estamos continuamente y en todos lados para que compremos y consumamos lo que otros quieren? Todo el marketing sigue estrategias, para que nuestra mente, muchas veces sin darse cuenta, vaya directamente a una acción en concreto. Pero… ¿nos paramos a pensar si realmente nos apetece esto o aquello? ¿O por otro lado somos víctimas del consumismo?
Podemos escuchar frases como: “¿Te vas a comer las fresas solas?” “¿De verdad no le pones nada, ni azúcar?” “Ufff, con lo ácidas que son…”. Sí señores, en 2018 hay mucha gente (por desgracia) que piensa así. Nuestro paladar ha perdido tanto su función al no hacerle caso, dejándonos llevar por la publicidad de alimentos ultra procesados y azúcar, que hay personas incapaces hasta de saborear una fruta sola.
De verdad, hay muchas maneras de comer las fresas. Este jugoso, fresco, nutritivo, sabroso y colorido alimento, permite que se pueda comer como uno quiera, con muchos otros alimentos, incluyendo la nata, y ¡hasta se pueden comer las fresas solas!
¿Os apuntáis a empezar a ver con otros ojos lo que vayáis a comer? 🙂